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Roblox no deja de BANEARME

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Flamingo

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El creador comienza relatando que, al entrar a Roblox con su cuenta principal, un mensaje de suspensión le impidió jugar. Explica que no es la primera vez que le sucede y que el motivo oficial suele ser “comportamiento inapropiado” o “lenguaje ofensivo”. Muestra en pantalla los correos automáticos de Roblox, donde se detallan fragmentos de chat sacados de contexto y señala la frustración que provoca perder acceso a sus objetos, Robux y progreso cada vez que ocurre. Aun así, reconoce que sus bromas en el chat pueden rozar los límites del reglamento, aunque insiste en que no incluyen insultos graves ni contenido adulto.

Para demostrarlo, abre una nueva cuenta alternativa y entra en varios minijuegos populares. Durante la partida controla su vocabulario, evitando palabras potencialmente prohibidas, pero sigue usando expresiones sarcásticas. A pesar de sus precauciones, recibe otra advertencia en menos de una hora. Analiza el mensaje y concluye que el sistema automatizado detecta ciertas combinaciones de letras sin entender el contexto. Destaca que muchos usuarios jóvenes no sabrán cómo refutar esos avisos y perderán sus cuentas injustamente, lo cual daña la experiencia general.

Más adelante revisa algunas de sus antiguas suspensiones, incluidas baneos por presunta “discriminación” cuando solo estaba citando líneas de películas o utilizando audios permitidos dentro del propio catálogo de Roblox. Para poner a prueba la coherencia de la moderación, reproduce los mismos audios en una cuenta distinta y observa que no ocurre nada hasta que alguien en el chat menciona la palabra “ban”. Interpreta este detalle como evidencia de un filtrado errático que combina palabras clave y denuncias manuales de otros jugadores, generando falsos positivos.

El creador contacta con el soporte de Roblox y muestra la respuesta estándar en la que se rechaza la apelación “por violar los términos de servicio”. Reflexiona sobre la imposibilidad de hablar con un moderador humano y sugiere que la plataforma debería revisar los casos de creadores de contenido que atraen a millones de jugadores nuevos. Asegura que seguirán apareciendo videos titulados “Roblox no dejará de banearme” hasta que la compañía introduzca un sistema de revisión más transparente y proporcione advertencias específicas antes de aplicar suspensiones permanentes.

En la parte final, comparte consejos para minimizar el riesgo de baneo: desactivar el chat de voz, evitar abreviaturas que puedan malinterpretarse y grabar siempre la pantalla para tener pruebas en caso de apelación. Reconoce que aún disfruta del juego y de su comunidad, pero concluye que la política de moderación actual es demasiado agresiva y, paradójicamente, incentiva la creación de contenido sobre cada nueva expulsión. Mientras Roblox no ajuste esos filtros ni facilite un canal de apoyo más humano, afirma que él y muchos otros seguirán repitiendo la queja: Roblox no dejará de banearme

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